martes, 18 de diciembre de 2012

POR ALGUN SITIO HAY QUE EMPEZAR

Hace unos días, conversando telefónicamente con un muy querido amigo, me planteó la necesidad de soltar a los cuatro vientos mis ideas, mis opiniones, sobre el actual devenir de los acontecimientos. No es que yo crea que tienen gran valor, puesto que ni soy una persona especialmente letrada, ni leo demasiadas noticias (básicamente porque ya no son noticias, son comunicados catastróficos y además tergiversados la inmensa mayoría de las veces).

Mi situación socio-económica actual podría calificarse de deficiente siendo generoso y no creo poseer ninguna cualidad excepcional capaz de diferenciarme de cualquier otro ser humano normal, salvo, quizás, la aclaración de que para mi la normalidad (al menos en este caso) no es lo habitual, no es la media del conjunto de seres humanos (o del conjunto más o menos próximo a mi), para mi la normalidad consiste en ser una persona, lo cual, en si mismo, requiere ciertas dosis de intelecto, auto-crítica, educación, etc. En definitiva una gota de ética y otra de sentido común, lo cual no debería ser una exigencia excesiva para la inmensa mayoría de la población de un país en que la enseñanza primaria es obligatoria desde la posguerra.

La realidad circundante, empero, nos demuestra que no es así; la gente en este país aprende a decir lo que está escrito en los papeles, pero no aprenden a interpretarlo y mucho menos han aprendido a leer con un cierto sentido critico. Esto, cuando yo iba al colegio se denominaba analfabetismo funcional, ahora no se denomina de ninguna manera, puesto que decir la verdad se ha convertido en arma de ataque para todo. (La intolerancia de la intolerancia).

Esto puede ser debido al aprendizaje sobre la clase gobernante, tanto empeñarse en que repetir una mentira sistemáticamente la convierte en verdad, parece que ha calado. Y nos hemos olvidado de que cambiar de nombre a las cosas no las mejora en absoluto, antes-bien, lo que hace es despistar nuestro juicio, porque al fin el problema no es lo que te llamen, el problema es que lo eres (¿gilipollas...?) y eso no lo va a cambiar el epíteto que te atribuyan.

Por tanto la cruda, dura, cochina o como quieran llamarle a la realidad es que el cambio de nombre, no me conduce a ningún sitio, salvo a un ejercicio hartamente extendido que es la negación de la realidad (dicen las estadísticas que más del 80% de los seres humanos se mienten a si mismos, pero no excepcionalmente, sino como norma habitual, incapaces de enfrentarse a su propia realidad). Espero y deseo que esas estadísticas estén largamente equivocadas, pues de no ser así, nuestro futuro próximo, no es que sea negro, será inexistente.

En fin, a lo que iba, me puse a darle vueltas y al fin me dije: ¿por qué no? Pero eso si, puestos a escribir lo haré desde mi personal perspectiva de la vida, esto es, nada de paños calientes ni de mensajes compasivos. Mi opinión no es ni inamovible ni indiscutible,bien al contrario, estoy dispuesto a cambiarla, siempre que el razonamiento me lleve a ello, lo que no haré será admitir la negación de evidencias ni los “porqués” habituales en la actual sociedad, a saber: porque si, porque no, porque lo digo yo. En mi fuero interno, siempre pienso lo mismo cuando me contestan de una de estas maneras. ¿Para que perderé yo mi precioso tiempo discutiendo con este personaje? Si no se hizo la miel para la boca del cerdo.
Bueno, pues visto que me alargo una barbaridad (y no era esa la idea inicial).
El blog estará dedicado a eso, a averiguar si algún día llegará el techo de la estupidez humana, si algún día seremos capaces (como sociedad, quiero decir) de aprender de nuestros errores, de mirar la historia como una forma de aprendizaje (a nivel especie) y no como algo manipulable para arrimar el ascua a mi sardina.
A debatir sobre cualquier tema de actualidad (rabiosa o no) que se tercie. Desde la perspectiva de una sociedad que sigue un modelo agotado y que no podrá salir del agujero en que está cayendo mientras no atienda a su conocimiento más allá de lo que atiende a sus deseos.
A poner verde al político de turno si es lo que merece pero siempre desde una perspectiva lo más ecuánime posible (la única ideología en la que creo actualmente es en la del cariño que le tengo a determinadas personas).
A conversar sobre el devenir de los acontecimientos: sociales, políticos, económicos, geológicos, energéticos o de cualquier otro tipo.
En fin a discutir (entendido como expresión de la primera acepción que le otorga el diccionario) sobre los acontecimientos cotidianos que en el mundo occidental suceden actualmente. Sus causas, sus efectos, sus alternativas,...
Y en resumen, a averiguar si todo este cúmulo de circunstancias no podría haberse evitado si el ser humano se comportara como se autodefine, es decir, racionalmente.

Como colofón a este rollo diré que no me gusta jugar con cartas marcadas, así pues,empezaré por posicionarme. Personalmente creo que el problema de fondo no es la economía, ni el petroleo ni el cambio climático ni la superpoblación humana, el problema de fondo que ha hecho surgir los anteriormente citados y muchos más es la estupidez humana, la de todos (y me incluyo, como no, pues soy parte de esta sociedad), por dejadez, por comodidad, por egoísmo, por avaricia, por envidia, por miseria mental en definitiva. Por todo esto opino que el problema es sociológico y la solución solo lo será verdaderamente desde esa perspectiva. Más vale pues que alcancemos rápidamente el peak estupidez, yo por mi parte hace años que lo intento.

7 comentarios:

  1. Pues estás equivocado, los hombres no son estúpidos, nos hacen estúpidos. Y la diferencia es tan grande que salvo que reconozcas el error yo no vuelvo a aparecer por aquí. Pero como ejercicio escolar te propongo que leas la entrada Imbecil en el "diccionario del diablo" y el "tratado sobre la estupidez humana" de Cipolla

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    1. ¿Por que, porque es más comodo echar balones fuera?
      La responsabilidad de cada individuo es una premisa fundamental para convivir socialmente, esto ya lo saben los animales gregarios. Para que la sociedad te haga estúpido tu tienes que permitirselo, por tanto la responsabilidad es tuya y tanto me da si lo eres solito o con ayuda

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  2. Totalmente de acuerdo, Carlos. Al "amigo" anónimo le ha pasado lo que a tantos: se ha visto reflejado en el espejo al leer tu texto y eso ha sido superior a lo mínimamente soportable y ha reaccionado con la rabia propia de esos casos, cargándole el mochuelo a "esos", "los otros", "los que nos hacen", el coco de toda mente limitada. Yo si prometo volver por aquí.

    Enric

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  3. No, no es más fácil echar balones fuera, lo facil es hacer sicología olvidando que, como se dice en "crimen y castigo", es un "arma de doble filo". Quizá creáis que estáis hablando con un imbécil que no sabe lo que dice, pero yo tengo la sensación de que vosotros no tenéis ni idea de sicología ni de filosofía moral. Si queréis podéis empezar por la "Crítica de la razon practica"
    y cuando la entendáis bien, con todas sus antinomias, pasamos a la "Fenomenología del espíritu" y ahí os explico el problema tal y como nos es dado.

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  4. En primer lugar no he pretendido en ningún momento ser un erudito en psicología ni en nada.
    En segundo lugar si eres un imbecil es cosa tuya, yo no te lo he llamado.
    En tercer lugar es posible (y muy probable, además) que no esté de acuerdo con el materialismo filosófico, lo cual es muy distinto a no saber lo que es.
    Y si quisiera recomendaciones de lecturas, lo habría pedido.Porque a ti si que parece que solo te gusta opinar desde el pulpito, dando directrices a los demás. Opina lo que te parezca y no intentes hacerte el sabio a base de citar bibliografía, más bien razona tus respuestas en lugar de sollozar por la impresión (desconocida por otra parte) que tienen los demás de ti.

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  5. Pulpito es llamar imbéciles a quienes no pueden evitar lo que les pasa por encima.

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    1. Perdona pero si eres imbécil lo eres tanto si lo puedes evitar como si no, no tiene nada que ver. Púlpito es pontificar sobre "filosofía moral", máxime basándose en los textos de un beato que se pasó toda su puta vida intentando demostrar filosóficamente la existencia de dios (sin conseguirlo obviamente) y pretendiendo justificar el poder y la acumulación de riqueza (y por tanto la corrupción e injusticias que implican)

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