Ayer leí que las comunidades autónomas
tienen una media de retraso en pago a autónomos de 163 días. La
cosa no es que me sorprenda, es que es ilegal.
Hace meses el gobierno aprobó una ley
(ley de morosidad si no me equivoco) según la cual las
administraciones públicas no podían diferir los pagos de facturas
por encima de los 45 días y para el 2013, osea dentro de 12 días,
la nueva directiva europea dice que 30 días como máximo.
Cuando lees estas cosas te pasan por la
cabeza recuerdos de un cierto presidente autonómico que dijo que no
cumpliría una sentencia del supremo o de un presidente del gobierno
que dijo que ya encontrarían la manera de saltársela (como ejemplo
rápido, que hay más).
Total que llegados a este punto ¿que
coño hago yo intentando cumplir las leyes de este país? Si los
legisladores y los ejecutores se la pasan por el mismísimo forro,
debe ser que no sirven para nada y si no sirven para nada y además
no pasa nada, pues si, eso mismo, hago el estúpido, voy a tener que
empezar a no obedecer.
Recuerdo con cariño y agradecimiento
lo que un buen día me comento un erudito del derecho. Una cosa son
las leyes fundamentales y los fundamentos del derecho y otra muy
distinta las legislaciones cambiantes de los gobiernos. Las primeras
no solo son leyes, sino que tratan de ser justas y en general lo
consiguen, las segundas solo son herramientas al servicio del
legislador de turno, que las utiliza como arma arrojadiza a favor de
sus intereses y en contra de todos los que los obstaculicen.
Pues a ver si tenemos que ponernos
todos a distinguir unas de otras y empezar a saltarnos las que no
tienen más fundamento que el politicastro de turno, porque encima
estaríamos justificados, sobre todo teniendo en cuenta que de los
tres últimos gobiernos de esta nación (no me retrotraigo más que
da vértigo) la cantidad de promesas no solo incumplidas sino
traicionadas y tergiversadas, supera a las cumplidas, por tanto, no
son válidos ninguno de sus actos, ya que en democracia, las promesas
electorales y los programas son la garantía de los candidatos.
Claro ellos alegarán que a los cuatro
años, etc. Pero no: si a usted se le contrata por cuatro años para
un trabajo con un compromiso de objetivos y lo incumple, se le echa,
pero no dentro de cuatro años, ipso facto.
Me estoy metiendo en camisas de once
varas, porque por este camino hay que cambiar el sistema entero y
quizás lo que sucede es que en el fondo, este país lo que necesita
es una revolución y no digo (y espero que no sea así) que tenga que
ser violenta, pero si democracia es que el poder reside en el pueblo,
es el pueblo en conjunto el que debe levantarse y decir ¡basta!
¡hasta aquí llegamos!, ya estamos suficientemente calvos para que
nos tomen más el pelo, esto tiene que cambiar.
En un estado de derecho los poderes
legislativo, ejecutivo y judicial son independientes, cosa que aquí
no ocurre y por tanto el sistema está podrido y es lógico, puesto
que nadie vigila al vigilante y eso es un error de primero de
parvulitos, porque si nadie vigila al vigilante, tarde o temprano
(aquí, temprano, directamente), el vigilante será el que se lleve
el cajón de los dineros y encima nos contará que ha sido manolito y
como a el nadie le vigila, nos quedan dos opciones, a saber:
1.-Creer al vigilante: que es lo que
estamos haciendo y la cosa va de culo y sin frenos por un precipicio.
2.- Cambiar el procedimiento y que
alguien vigile al vigilante, con la particularidad de que también
sea vigilado, no sea que nos salga otro chorizo.
En resumen: Más vale que la sociedad
española se despierte y lo haga temprano, porque nos llevan al
abismo de cabeza y esta visto que ellos solitos no pararan (ni rojos
ni azules, los mismos perros con distintos collares) ¡Ah! Y no me
cuenten que todo el mundo está igual, cojan estadísticas y
comparen, a ver que país ¿desarrollado? Tiene los niveles de paro
que tenemos aquí “y creciendo”
Claro que si les parece un dato poco
significativo, díganme otro que ejemplifique mejor el drama social
actual. Se admiten apuestas.
muy buenas reflexiones, sigue así por si algún político lee esto y ve la luz.
ResponderEliminarEl peak de la estupidez nos llega con el pico de la manipulación informativa. Vamos de camino (¿o estamos ya?) del apagón informativo que nos impide ir mas allá de la primera pregunta o la primera acusación. Puede que sea el sistema entero el que esté haciendo aguas y nosotros estemos demonizando a los fontaneros.
ResponderEliminarCarlos, que se te pasa el arroz, a ver cuándo pones algo nuevo. Dame argo...
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminarHace mucho que la proliferación de normas que sufrimos no responden a las necesidades de los individuos, ni a intereses generales con cierta racionalidad. De eso saben mucho los pequeños campesinos, a los que se les ha ido impidiendo hacer las cosas que siempre han estado haciendo para vivir, tener una vaca, hacer queso, hacer orujo, vender sus escedentes en la plaza del pueblo...
ResponderEliminarYo tengo pocas dudas de que, por el camino que vamos en el mundo, la desobediencia va a convertirse en una herramienta de supervivencia, más que en una obligación moral, como podría ser al caso actual.